La carne cultivada, o también denominada "carne in vitro", se genera en laboratorio y no proviene directamente de un animal, sino del cultivo de las células musculares extraídas previamente de animales, la cual no debe confundirse con la carne proveniente de proteína vegetal.

En los últimos años, la apuesta por la investigación de esta alternativa ha estado en auge y no ha dejado de crecer. El coste de producir una pechuga de pollo era de unos 7,50 dólares y en tan solo unos meses de prueba se ha llegado a reducir el coste de producción hasta 1,70 dólares.

En Europa, el país que más está apostando por la carne cultivada son los Países Bajos, la cual es la cuna de la carne cultivada, con un rico ecosistema de empresas e investigadores de agricultura celular. Y en el tercer puesto se encuentra España, como país con el mayor consumo de carne per cápita de Europa, España tiene el potencial de ser un actor importante en el sector de la agricultura celular. En 2021, el Gobierno concedió 5,2 millones de euros a un proyecto de carne cultivada que está investigando los impactos de la carne cultivada en la salud para la prevención del cáncer de colon y la dislipidemia.