En los últimos años hemos sido testigos de un aumento por parte de los consumidores por el consumo de productos light. Cuando acudimos al súper, a menudo nos decantamos por este tipo de productos que se promocionan a una denominación que nos hace creer que son alimentos bajos en calorías: quesos "light", mayonesas "light", yogures "light", salchichas "light", galletas "light" y hasta aguacates "light".

Este aumento viene especialmente reforzado por una muy buena orquestada campaña de marketing, dónde estos se dieron cuenta del auge de la quimiofobia y el ansia de los consumidores por encontrar alimentos sin aditivos perjudiciales para la salud. Las marcas empezaron a etiquetar productos como "naturales" que realmente no lo son. De esta forma consiguen cambiar la percepción que podemos tener de un caldo de verduras o un zumo.

Pero, ¿cómo puede ser esto posible?. La realidad es que no está prohibido expresamente y no hay ninguna legislación que defina exactamente qué es un producto natural. Y como no la tenemos, puede ser cualquiera. Según los últimos datos, para que un producto en España se considere 'light' simplemente tiene que reducir en un 30% la grasa o la energía con respecto al original.

En definitiva, el aumento de los consumidores por los productos naturales y bajos en calorías y la ausencia de una legislación mucho más restrictivas han dado cancha suelta a algunas marcas a aprovecharse de esto, un ejemplo muy claro de esto es la mayonesa 'light' la cual puede llegar a tener entre un 107% a 333% más de azúcar respecto a la original.