Un nuevo proyecto piloto, respaldado por algunas de las mayores empresas de producción de alimentos del mundo comenzará a probar un nuevo sistema de etiqueta ecológica de estilo semáforo en los envases de más de cien productos vendidos en el Reino Unido el próximo otoño.

Tiene como principal objetivo ofrecer a los consumidores la posibilidad de evaluar de un vistazo el nivel de respeto con el medio ambiente de alimentos que se compran, ya que éstos podrán comparar productos dentro de una categoría específica, con calificaciones que se ejecutan desde un Verde A+ —la más ecológica—, a la puntuación más baja, Rojo G.

Este último dato, la emisión de carbono, determinará hasta el 49 % de la etiqueta ecológica final de un producto, mientras que los otros criterios pesarán cada uno el 17 % por ciento. La decisión de poner el mayor énfasis en las emisiones de carbono beneficiará a los productores de aceite de oliva, ya que según estima el Consejo Oleícola Internacional, por cada litro de aceite de oliva virgen producido en un olivar establecido semi-intensivo con un rendimiento medio de cultivo, se produce un secuestro de carbono neto de 8,5 kilogramos.

Los criterios con los que se medirá este nivel de respeto medioambiental serán:

-La contaminación del agua
-La pérdida de biodiversidad
-El uso del agua
-La emisión total de carbono