Según el último Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en los Hogares españoles en 2020 realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre los meses de primavera y verano se desperdiciaron más de 650 millones de kilos de alimentos en el ámbito doméstico, lo que supuso un aumento de 7 millones de kilos respecto a la temporada de otoño e invierno.

Por ello, y para ayudar a evitarlo, una serie de consejos prácticos para reducir el desperdicio de alimentos este verano:

-Optimizar la compra: Así, al hacer la compra en el supermercado para la casa habitual o la de vacaciones, sabremos qué ingredientes necesitamos. También antes de comprar, revisar lo que hay en la nevera y en la despensa y hacer una lista de la compra para evitar coger cosas por duplicado o que ya había y que no se necesitaban.

-Organizar la despensa y nevera colocando al fondo lo que se ha comprado nuevo y dejando a la vista lo que lleva más tiempo guardado o que está a punto de alcanzar su fecha de consumo preferente o fecha de caducidad, para consumirlos antes de que se estropeen. Recordar que la fecha de consumo preferente es solo un indicador de calidad.

-La nevera la mejor aliada para mantener la comida fresca y por más tiempo, sobre todo en verano.

-Utilizar el congelador para guardar la comida que no vayamos a consumir en breve y así alargar su vida útil o poder consumirlos más adelante, poniendo una etiqueta con la fecha de congelación y congelando en raciones individuales para así descongelar sólo la cantidad que necesitamos.

-Cocinar calculando siempre las cantidades, haciendo raciones más pequeñas y dando la opción a repetir para así evitar que sobre comida en los platos.

-Aprovechar las sobras o aquello que esté demasiado maduro o a punto de estropearse para hacer nuevas recetas. Por ejemplo, las frutas y las verduras se pueden aprovechar muy fácilmente en verano para hacer recetas muy frescas como gazpachos, salmorejos, smoothies o helados.